Cinco casas que, con el paso de los siglos y el patrocinio de la noble familia Portocarrero, fueron transformándose en lo que actualmente constituye el convento que acoge el Espacio Creativo Cultural Santa Clara. Durante los siglos XVI, XVII y XVIII se construyeron los espacios y estancias necesarias para la vida monacal: la iglesia con su campanil, el coro para el Oficio Divino, el dormitorio, el refectorio de las comidas, el nuevo claustro rodeado de columnas, el huerto y el cementerio de las Hermanas.